Perspectivas inciertas para la economía mundial
Aunque ciertas perspectivas de crecimiento para la economía mundial parezcan favorables, subsisten importantes nubarrones en un horizonte de mediana proximidad, ya que existe el riesgo de que las economías chinas y estadounidenses inicien un proceso de aterrizaje anterior a la consolidación de la recuperación de la demanda interior nipona y del área euro, dependientes de la sensibilidad que manifieste el proceso de los tipos de interés.
Al tiempo, se cierne otra incertidumbre sobre la economía planetaria, el aumento del precio y de la volatidad de una materia prima estratégica como es el petróleo, lo que podría, dentro de una estimación de pesimistas percepciones, producir una contracción de la actividad económica, similar a la acaecida en los años setenta de la pasada centuria.
También se vislumbra la presencia de razonables dudas -otra incertidumbre- acerca de una probable desaceleración de importantes activos que podría traer consigo una ralentización del consumo, al no haber sido recogido el ascenso de los tipos de interés de plazo corto en la misma proporción que en los tipos largos. Un incremento brusco en demasía podría provocar un hundimiento y una dolorosa estrangulación de la capacidad de pago de los núcleos familiares, lastrando de manera notoriamente sensible previsibles inversiones en infraestructuras de tipo educacional, sanitarias y tecnológicas.
Podría producirse un paradójico panorama en el que los principales proveedores pasaran a protagonizar los principales pasivos productivos.
Incertidumbre latinoamericana
Paralelamente, las aparentemente emergentes economías latinoamericanas, tras la euforia de los últimos años, enfatizada en los últimos meses, parecen experimentar un cambio de percepción de la liquidez internacional, lo que podría interpretarse como cierto recelo en una hipotética corrección de valores -quizá un tanto exagerada-, una oportunidad o un cambio de tendencia, todo ello a la espera de una factible posibilidad del comienzo del final de la prolongada deflación anunciada por el Banco de Japón y del impacto de un aumento de la demanda asiática de materias primas, lo que beneficiaría, dentro de un positivo análisis con moderadas cargas de optimismo, a India y Rusia.
Conviene recordar, dentro de este contexto, la subida, moderada, pero de importancia, experimentada por la Bolsa de Sâo Paulo, con notoria influencia en las de Caracas y Lima, debido a las expectativas del aumento en las cotizaciones del azúcar y el acero, amén de una notoria expansión del consumo interno.
El factor político
Imponiéndose por encima de los próximos procesos electorales en Perú, Colombia, México, Brasil, Ecuador, Nicaragua y Venezuela, países donde aún podría permanecer de forma persistente la fragilidad de los marcos legales y regulatorios, la ausencia de transparencia y la escasez de inversiones varias, redundando todo ello en menor competitividad y mayor dependencia de factores externos, parece postularse la máxima enunciada por Vladimir Werning, uno de los vicepresidentes de JP Morgan: "el ciclo político está en segundo plano".
Al tiempo, se cierne otra incertidumbre sobre la economía planetaria, el aumento del precio y de la volatidad de una materia prima estratégica como es el petróleo, lo que podría, dentro de una estimación de pesimistas percepciones, producir una contracción de la actividad económica, similar a la acaecida en los años setenta de la pasada centuria.
También se vislumbra la presencia de razonables dudas -otra incertidumbre- acerca de una probable desaceleración de importantes activos que podría traer consigo una ralentización del consumo, al no haber sido recogido el ascenso de los tipos de interés de plazo corto en la misma proporción que en los tipos largos. Un incremento brusco en demasía podría provocar un hundimiento y una dolorosa estrangulación de la capacidad de pago de los núcleos familiares, lastrando de manera notoriamente sensible previsibles inversiones en infraestructuras de tipo educacional, sanitarias y tecnológicas.
Podría producirse un paradójico panorama en el que los principales proveedores pasaran a protagonizar los principales pasivos productivos.
Incertidumbre latinoamericana
Paralelamente, las aparentemente emergentes economías latinoamericanas, tras la euforia de los últimos años, enfatizada en los últimos meses, parecen experimentar un cambio de percepción de la liquidez internacional, lo que podría interpretarse como cierto recelo en una hipotética corrección de valores -quizá un tanto exagerada-, una oportunidad o un cambio de tendencia, todo ello a la espera de una factible posibilidad del comienzo del final de la prolongada deflación anunciada por el Banco de Japón y del impacto de un aumento de la demanda asiática de materias primas, lo que beneficiaría, dentro de un positivo análisis con moderadas cargas de optimismo, a India y Rusia.
Conviene recordar, dentro de este contexto, la subida, moderada, pero de importancia, experimentada por la Bolsa de Sâo Paulo, con notoria influencia en las de Caracas y Lima, debido a las expectativas del aumento en las cotizaciones del azúcar y el acero, amén de una notoria expansión del consumo interno.
El factor político
Imponiéndose por encima de los próximos procesos electorales en Perú, Colombia, México, Brasil, Ecuador, Nicaragua y Venezuela, países donde aún podría permanecer de forma persistente la fragilidad de los marcos legales y regulatorios, la ausencia de transparencia y la escasez de inversiones varias, redundando todo ello en menor competitividad y mayor dependencia de factores externos, parece postularse la máxima enunciada por Vladimir Werning, uno de los vicepresidentes de JP Morgan: "el ciclo político está en segundo plano".
Labels: Economía
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