Interview con un artista moderno
Hasta hace muy poco apenas sabíamos los que es y significa en el mundillo del arte, cuando los públicos selectos de las más importantes capitales de Europa y América ya lo habían consagrado como uno de los más significativos adalides del vanguardismo de hoy por su talento, por su inquietud perfectamente lograda y por las concepciones atrevidas, desconcertantes y pletóricas de cualidades emotivas y didácticas.
"Huyo de la publidad por temperamento y convicción. A los que me halagan, les correspondo con una descarnada y demoledora diatriba. Esta actitud mía y de todos los que piensan como yo corresponde a un anhelo de reaccionar violentamente contra un ambiente de farsa y confusionismo que denigra y envilece. Deseo hacerle una revelación: el arte no me interesa, es más, lo odio con todas las vibraciones de mi ser".
- Me deja usted confuso, aturdido.
- Constituyó una necesidad en mi vida, pero la ilusión se desvaneció hace bastante tiempo.
- ¿Y a qué azar debió el que se dedicara usted a cultivar tal disciplina?
- El arte no me interesa como arte, me interesa como un medio de revolucionar las costumbres, de contribuir a la transformación social. Su aspecto técnico me es indiferente. Yo voy al escándalo con todas sus consecuencias.
- ¿Al escándalo?
- Pero no al artístico, sino al moral, que estriba en revolucionar las malas costumbres de una sociedad abierta en pugna con la naturaleza. Un acto rebelde, una protesta airada, un motivo subversivo.
- El público discute, grita...
- ¡Luego produce inquietud y escándalo! ¿Ve usted? Magnífico, magnífico.
- ¿Lo próximo?
- En París, a primeros de invierno. Si lo autoriza la censura me resarciré brillantemente de los gastos.
¡Qué tipo más interesante y sugerente! De temperamento oscuro y retraído, pero de cultura decisiva y brillante. Cuanto más se esfuerza en parecer feroz y demoledor, más pone de relieve su sutil humanismo.
"Huyo de la publidad por temperamento y convicción. A los que me halagan, les correspondo con una descarnada y demoledora diatriba. Esta actitud mía y de todos los que piensan como yo corresponde a un anhelo de reaccionar violentamente contra un ambiente de farsa y confusionismo que denigra y envilece. Deseo hacerle una revelación: el arte no me interesa, es más, lo odio con todas las vibraciones de mi ser".
- Me deja usted confuso, aturdido.
- Constituyó una necesidad en mi vida, pero la ilusión se desvaneció hace bastante tiempo.
- ¿Y a qué azar debió el que se dedicara usted a cultivar tal disciplina?
- El arte no me interesa como arte, me interesa como un medio de revolucionar las costumbres, de contribuir a la transformación social. Su aspecto técnico me es indiferente. Yo voy al escándalo con todas sus consecuencias.
- ¿Al escándalo?
- Pero no al artístico, sino al moral, que estriba en revolucionar las malas costumbres de una sociedad abierta en pugna con la naturaleza. Un acto rebelde, una protesta airada, un motivo subversivo.
- El público discute, grita...
- ¡Luego produce inquietud y escándalo! ¿Ve usted? Magnífico, magnífico.
- ¿Lo próximo?
- En París, a primeros de invierno. Si lo autoriza la censura me resarciré brillantemente de los gastos.
¡Qué tipo más interesante y sugerente! De temperamento oscuro y retraído, pero de cultura decisiva y brillante. Cuanto más se esfuerza en parecer feroz y demoledor, más pone de relieve su sutil humanismo.
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