Quiero la cabeza de Alfredo García
Una semana después de los atentados del 11-S, GARY SCHROEN, uno de los agentes de la CIA con más conocimientos sobre Afganistán, aterrizó en secreto con un grupo de colaboradores en ese país con una orden:
TRÁENOS LA CABEZA DE BIN LADEN EN UNA CAJA DE HIELO
para llevársela al presidente. A los lugartenientes de ese canalla, podéis cortarles las cabezas y clavarlas sobre estacas.
(La imagen hubiera tenido las proporciones bíblicas de Herodes con la cabeza de San Juan El Bautista en bandeja de plata).
GARY le dijo a su jefe: "Señor, puedo conseguir estacas sobre el terreno en Afganistán, pero no sé cómo me voy a apañar para lo del hielo".
El "jefe" que deseaba llevar al Despacho Oval la cabeza de Bin Laden era Cofer Black, director de la sección antiterrorista de la Oficina Central de Inteligencia.
Para Schroen era la primera vez en su larga carrera de agente secreto en la que un superior le conminaba a matar a alguien.
Una semana antes de que este grupo secreto de la CIA entrase en Afganistán, BUSH ya había declarado su deseo de que Bin Laden fuera capturado "VIVO O MUERTO".
La Casa Blanca deseaba pruebas palpables de su muerte.
No querían una operación militar aérea sobre un grupo de supuestos terroristas entre los que pudiera estar Bin Laden.
Querían su cabeza para mostrarla en Washington.
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