¿Vuelve el núcleo?
Uno de los principios en los que se basa la estrategia militar en la era nuclear consiste en la aplicación de lo que se conoce como "maniobra exterior" o "maniobra de disuasión".
Esta maniobra se reduce a cuatro ideas:
- Reforzar la propia disuasión
- Reducir la del adversario
- Lograr evitar la del adversario
- Impedir que el otro evite la propia disuasión
También se puede reducir la disuasión del otro reforzando la propia defensa pasiva, pero esto lleva consigo un elevado presupuesto.
Además, el desarrollo de medidas de defensa pasiva puede originar cierto pánico en la opinión, o, por el contrario, una agresividad incontrolable.
Estas tesis, -producto de la mente del profesor Lêo Hamon- expuestas en 1966, parece que vuelven a estar presentes.
El presidente -que ha preferido mantener su nombre en el anonimato- de un conocido país ha defendido en los últimos días el uso de armas atómicas contra Estados terroristas de forma flexible, que no suponga un recurso "total y definitivo", y reafirmó la vigencia de la "disuasión nuclear".
Ya no se trataría de la destrucción de ciudades y grandes zonas de territorio enemigo, sino de "los centros de poder".
"La flexibilidad y la reactividad de nuestras fuerzas estratégicas nos permitirán ejercer nuestra respuesta directamente sobre sus centros de poder y su capacidad para actuar. Todas nuestras fuerzas nucleares ha sido configuradas en este espíritu".
Es necesario por ello estar en condiciones de causar "daños de todo tipo" para que las opciones contra el enemigo no se limiten "a la inacción o la aniquilación".
"Frente a las inquietudes del presente y las incertidumbres del futuro, la disuasión nuclear sigue siendo la garantía fundamental de nuestra seguridad", afirmó contundente.
Al tiempo, abría la puerta a la posibilidad de llevar a cabo ataques preventivos, concretamente contra los "dirigentes de Estados que contemplen utilizar armas de destrucción masiva" y no sólo como una posible respuesta a una agresión previa.
"La lucha contra el terrorismo es una prioridad", concluyó el presidente.
Esta maniobra se reduce a cuatro ideas:
- Reforzar la propia disuasión
- Reducir la del adversario
- Lograr evitar la del adversario
- Impedir que el otro evite la propia disuasión
También se puede reducir la disuasión del otro reforzando la propia defensa pasiva, pero esto lleva consigo un elevado presupuesto.
Además, el desarrollo de medidas de defensa pasiva puede originar cierto pánico en la opinión, o, por el contrario, una agresividad incontrolable.
Estas tesis, -producto de la mente del profesor Lêo Hamon- expuestas en 1966, parece que vuelven a estar presentes.
El presidente -que ha preferido mantener su nombre en el anonimato- de un conocido país ha defendido en los últimos días el uso de armas atómicas contra Estados terroristas de forma flexible, que no suponga un recurso "total y definitivo", y reafirmó la vigencia de la "disuasión nuclear".
Ya no se trataría de la destrucción de ciudades y grandes zonas de territorio enemigo, sino de "los centros de poder".
"La flexibilidad y la reactividad de nuestras fuerzas estratégicas nos permitirán ejercer nuestra respuesta directamente sobre sus centros de poder y su capacidad para actuar. Todas nuestras fuerzas nucleares ha sido configuradas en este espíritu".
Es necesario por ello estar en condiciones de causar "daños de todo tipo" para que las opciones contra el enemigo no se limiten "a la inacción o la aniquilación".
"Frente a las inquietudes del presente y las incertidumbres del futuro, la disuasión nuclear sigue siendo la garantía fundamental de nuestra seguridad", afirmó contundente.
Al tiempo, abría la puerta a la posibilidad de llevar a cabo ataques preventivos, concretamente contra los "dirigentes de Estados que contemplen utilizar armas de destrucción masiva" y no sólo como una posible respuesta a una agresión previa.
"La lucha contra el terrorismo es una prioridad", concluyó el presidente.
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Labels: 11 de Septiembre, Núcleo
