Wednesday, October 18, 2006

De lo que escribí y leí con gafas

ABRIL ROJO
Santiago Roncagliolo


Algunos intelectuales se hinchan de gozo con su propia obra. Conservan llena la barriga de admiradores y el corazón de despecho. Hasta los norteamericanos les reciben con los brazos abiertos y traducen de inmediato sus últimas y seniles publicaciones. Colaboran en todos los periódicos del mundo, su opinión es respetada y nadie se atreve a alzar la voz en su contra. Aunque ya no digan nada, aunque se repitan hasta la eternidad.

Cierto que mérito no falta, pero también sobra mucha autocomplacencia. La responsabilidad no es sólo del escritor. La mitomanía creciente del lector tiene mucho que ver. Sólo unos cuantos ejercen el sano derecho a la duda. Los autores nos deslumbran y muchos lectores desisten de instruirse en la capacidad de criticar. Malos tiempos para el arte de escribir.

A pesar de ello, un puñado de autores jóvenes llaman a la puerta de la gloria y la fama. Santiago Roncagliolo con 31 años, dos novelas y un libro de relatos, ha sido el justo merecedor del Premio Alfaguara de Novela 2006.

Abril Rojo es una obra ambiciosa que se devora con facilidad y que nos mantiene en vilo a lo largo de sus 329 páginas. Aunque el tema pudiera definirse como político, parece que su autor ha tomado las necesarias precauciones para escribir una novela valiente que al mismo tiempo le permita seguir paseando por sus amadas calles de Ayacucho, o de cualquiera de estos pueblos peruanos cuya sangre sacrificaron senderistas, militares y políticos.

El personaje central, Fiscal Felix Chacaltana Zaldivar es enviado a la localidad de Yawarmazo como observador en el inminente proceso electoral. Le reciben a las puertas del pueblo un rosario de perros degollados, práctica habitual de Sendero Luminoso, cuya desaparición proclaman los militares. A partir de ahí, el autor crea un mundo ficticio donde destaca el absurdo de la farsa, la crueldad sangrienta del terror, la sabiduría incomunicable del indio o su ignorancia, da igual. No falta ninguno de los ingredientes que buscamos en una buena novela, como el amor o el suspense. Roncagliolo nos proporciona una lectura entretenida, trepidante en algunos momentos y tierna en otros.

El desenlace resulta cruel, pero no lo voy a desvelar para que disfruten con esta magnifica novela de acción, que nace del profundo amor y conocimiento del autor hacia sus tierras del Perú.
La división de los capítulos en fechas concretas, por razones ajenas al autor, no parecen funcionar muy bien. Y es que el tiempo de la novela no concuerda con el tiempo real y el público no termina por retener unas fechas precisas, que poco tienen que ver con la aventura de leer. Traducida a más de diez lenguas, Abril Rojo espera aún su descubrimiento por el mercado literario inglés y norteamericano.

La sociedad de bienestar que ha alcanzado España parece haber repercutido negativamente en la calidad de nuestros escritores. La novela de Roncagliolo, fresca y honesta, demuestra que la literatura en castellano tiene todavía mucho que ofrecer.


V.F.C. - New York


De lo que escribí y leí con gafas

Diarios de motocicleta - Ernesto "Che" Guevara
Diarios - John Cheever
The glass palace - Amitav Ghosh
Memoria de mis putas tristes - Gabriel García Márquez
Snow - Orhan Pamuk
La fortaleza de la soledad - Jonathan Lethem
Oracle night - Paul Auster


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