De lo que escribí y leí con gafas
DIARIOS
John Cheever
Emecé Editores, 2006

La lectura nos revela a un hombre atormentado. Sus convicciones católicas y el amor que profesa a sus hijos en fricción constante con su alcoholismo y una sexualidad siempre ávida de nuevas experiencias. En algún momento reconoce que su agonía no se debe tanto a sus devaneos con los hombres sino a la lucha implacable que mantiene a lo largo de su vida contra ese tipo de sentimientos homosexuales.

Los críticos han calificado a Cheever de cronista de la burguesía americana, pero esta apreciación reduccionista no toma en consideración sus extraordinarios aciertos como escritor que obviamente incluyen su inteligencia y su capacidad de análisis como hombre:

En otro pasaje compara la amargura con un helado y habla de los siete sabores del desaliento.
Los aciertos narrativos de la prosa de Cheever escapan a todo intento de cuantificación aunque, como él mismo afirma, se basan en potenciar las sensaciones. Los temas que aborda son repetitivos; su lucha contra el alcoholismo que le llevará a una cura de desintoxicación en un hospital, las turbulentas y generalmente amargas relaciones con su esposa, la sensación de soledad inmensa y el hambre insaciable de sexo y ternura. Habla también de sus hijos, a los que adora, pero comenta la tristeza que le produce el hecho de no poder entenderlos.

Con la vejez parece aceptar por fin su espíritu contradictorio; es la hora de la enfermedad y de la consabida guerra contra la muerte, que todos perdemos:
"No viviré para asistir a la boda de mi amado hijo en Febrero porque si muero brillaré más aún por mi ausencia. Esto es detestable, claro, pero a las once de la mañana no poseo la vitalidad suficiente para decirlo".
Párrafo rotundo y demoledor. Te descubres ante la intensidad de sus palabras y la profundidad de sus sentimientos.
Extraordinaria la calidad de la traducción a cargo de Daniel Zadunaisky así como las notas a pie de página de Rodrigo Fresán, amenas e interesantes. Los lectores quedamos eternamente agradecidos por su trabajo y entrega a una causa que no valoramos como se merece.
Estos diarios revisan toda una vida y logran un libro extenso e instructivo, muy recomendable para las tardes estivales.
V.F.C. - New York
De lo que escribí y leí con gafas
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Labels: Libros
1 Comments:
Great blog I enjoyed readinng
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