"La Mona" Jiménez
Infante aún, mostraba una clara inclinación por la música y el baile. A los 8 años ingresaba en un ballet folklórico. Fan de los Beatles, bailaba tan bien el rock que a los 14 años ganaba los concursos de "Ronda Juvenil".A los 15 años cantaba tangos en el cabaret Chantecler, donde, cuando aparecía la policía, era escondido en los camerinos de "las chichi" por ser menor de edad.
A esa edad debutó en el programa de radio "El Festival del Éxito" como miembro del Cuarteto Berna. Por entonces no tocaban en Córdoba, sino en las colonias: Colonia Caroya, Oncativo... En Córdoba no los dejaban actuar porque "era cosa de negros".
Abandonó la banda porque no le permitían bailar. (La estrella, Berna, era un chico discapacitado que tocaba el piano).
En 1971 se incorporó a "El Cuarteto de Oro". Su disco "Córtate el pelo, cabezón" tuvo grande éxito.Dueño de un estilo muy particular y de una peculiar belleza, se ganó el clamor popular en cada presentación envuelto en trajes multicolores, con su peinado afro, su avasallante personalidad y su pelvis, que se contoneaba a lo Elvis.
Ya en ese momento movía los brazos para adelante y para atrás, con la palma de la mano hacia arriba y hacia abajo, característico gesto.
Durante el "Proceso de Reorganización Nacional" el cuarteto en general fue censurado. Finalizado el proceso se presentó como solista en 1984 con un sonido renovado por la inclusión de percusión y vientos.
Comenzó a animar bailes en la periferia de Córdoba, hasta que el Club Sargento Cabral le dio una oportunidad. Estuvo 3 meses seguidos tocando ahí.Hacía trasnoche, de doce y media a cuatro y media y después de seis a ocho de la mañana.
En un año ganó 3 autos "0 Km".
estoy a punto de morir de sed,
porque no encuentro algo para tomar.
Díganme, solo quiero saber
¿Quién se ha tomado todo el vino?"
Se despierta a las cinco de la tarde. Su rutina diaria incluye un desayuno frutal, un rato de ejercicio en su gimnasio, un paseo en bicicleta y una cena abundante, en la que no falta nunca un vaso con vino tinto, soda y hielo, y otro con vino tinto solo. Duerme una siesta entre las 9 y las 12 de la noche y a partir de la 1 empieza el baile hasta las 5 de la mañana.
Como siempre, el show es una gigantesca sauna donde miles de cuerpos jóvenes, apretujados y empapados, exudan sexo, euforia y libertad coreando enfervorecidos "...y dále Mona, dále dále Mona!!"."La Mona" habla por señas
En escena hace señas con los dedos de las manos. La gente también le hace señas. Es un lenguaje secreto. Es increíble. Se están comunicando. "Alberdi, Talleres, Las Flores, Bustos", dicen los dedos, y nombran barrios y zonas de Córdoba. "La Mona" decidió inventar un código, haciendo señas con las manos, para identificar a cada barrio, como un lenguaje de sordomudos.
Cada barrio tiene su seña, un movimiento de manos específico que "La Mona" inventó.Los fans las aprendieron rápido. Sabían que si doblaba dos dedos de la mano derecha y agitaba la izquierda estaba nombrando a tal barrio o a cual.
"El intendente de Córdoba salió a decir que mis bailes eran peligrosos. Nosotros hacemos fiestas todos los fines de semana y siempre estamos metiendo entre 10 y 12 mil personas entre Viernes, Sábado y Domingo. Nuestro público va a bailar, a divertirse, no lleva bengalas. Adentro de nuestras fiestas no pasa nada".
-¿Y afuera?
-"Ese es otro problema. A mí me siguen mucho los pibes que tienen entre 17 y 22 años. Si los vagos terminan el baile y salen y hacen quilombo ya escapa a mí".
Con un carisma sin igual e incesante transmisión de entusiasmo y alegría, ha generado regocijo y posibilitado el acercamiento y la diversión de miles de personas durante estos últimos 40 años.Socialmente sensible, nutre a varias sociedades con pocos recursos que se dedican a obras sociales.
Hace ya un tiempo que tiene su propio estudio de grabación y que logró la "total independencia" de los sellos discográficos creando el suyo propio, "Mona Records".
Promedia dos discos por año, uno para Julio y otro para las fiestas.
Porque si no, la gente se aburre.



Alineados a unos 100 metros de la turbamulta, remiten a los díscolos manifestantes un mensaje letal. Se oye un disparo y en un unos segundos el caos domina el campus. Hubo cuatro muertos. Dos estudiantes antibelicistas y otros dos que pasaban por ahí.





Según en ella cuenta, fue detenido por la Guarda Civil al comenzar la Guerra Civil y sufrió prisión en el convento de Celanova, antes de pasar algún tiempo en Cáceres realizando ciertas labores administrativas.









Los ejemplares más tristes lo constituyen las prostitutas. Muchas viven en coches abandonados. Las que pasean por
Está habitado por emigrantes dominicanos y puertorriqueños que andan a la greña todo el santo día. El espectáculo diario lo constituimos los sufridos residentes intentando deshacernos de nuestros desperdicios que inevitablemente terminan bajo los pilares del puente. Sofás, coches, electrodomésticos viejos y un mar de bolsas de basura agujereadas por las ratas, que se mueven a sus anchas en terreno tan propicio a su desarrollo.
La acera de Sur Cinco, que nadie limpia, se halla poblada por toda clase de residuos: cochecitos de niños, ruedas acuchilladas, cristales, televisores destrozados y otros objetos de menor tamaño pero más inquietantes: el tacón de un zapato, un espejo roto, la pierna de una muñeca… Todo ello conforma un paisaje apocalíptico al que no termino de adaptarme. Desolador paisaje el de
No iba a ser el único incidente. Frente a la lavandería una pareja de treintañeros discutía a grito limpio, ajenos a la curiosidad que suscitaban entre los peatones. No había terminado de cruzar la calle para evitarlos cuando escuché el estallido de un cristal. La mujer acababa de romper la luna delantera de un coche con un bate de baseball que todavía sostenía entre las manos. El hombre intentó arrebatárselo , pero ella se las arregló para golpearle entre las piernas y escapar.
Unos cuantos hombres guardaban las neveras destartaladas que venden en esa esquina. Enseguida reconocí en la oscuridad al dueño que supervisaba el trabajo. Un gordo sucio con eternas gafas oscuras. Le conocía porque un día traté de que repararan el mío. Me pidió 100 dólares por intentarlo mientras masticaba una salchicha. Junto al destartalado negocio hay un terreno vallado del que cuelgan, como garras de animales enjaulados, una colección de viejos capós de coches. Posiblemente se encuentren a la venta.
Quedaba poco más de una manzana hasta llegar a mi puerta cuando un Porsche giró bruscamente y se detuvo a tres metros de distancia de donde me encontraba, frente a una especie de cueva llena de basura que pudo haber sido garaje en tiempos mejores. Tres hombres bajaron del coche y al instante se percataron de mi presencia. Me eché a correr y no paré hasta llegar a casa. El corazón me latía con fuerza y trataba, sin éxito, de controlarme. Los nervios no me permitían encontrar las llaves. Había una puta frente a la puerta. Su cuerpo disminuido por la droga podría pertenecer a una niña de doce años, su rostro supermaquillado revelaba sin embargo una edad que tal vez no había alcanzado. La mujer estaba tratando de decirme algo pero no conseguía entenderla. Presa del pánico y, a falta de llaves, agarré la navaja y caminé hacia ella. Al reconocer mi arma arrojó al suelo el bolígrafo que intentaba devolverme y salió corriendo.
